En
principio
Pareciera
que actuamos
En
respuesta a cierta necesidad evidente.
Nos
consideramos libres
Creemos
tomar decisiones
Para
resolver el reto del momento.
Plenos
de inteligencia
Atamos
nuestro pensamiento
A
la inminencia de la circunstancia.
Creemos
responder naturalmente;
Decimos
creer, saturados de duda.
Dogmáticos;
encubrimos lo planeado.
Pedimos
perdón y seguimos callando.
“Preferiría
no hablar de eso”, decimos.
Despojamos
de fe nuestros pensamientos.
Despojamos
de razón, nuestros sentimientos
Y
nos lanzamos a la muerte, hastiados
De
la vida. Inconformes con ese amor
Tan
diferente a lo que esperábamos.
Vamos
dando tumbos por la vida
Tanteando
a ciegas, sordos, infalibles.
Finalmente
decidimos marcharnos
Decidimos
morir aunque sea un poco
Nos
aislamos y lamentamos la soledad.
Vemos
cómo se asfixia el amor
Tristes.
Enfermos. Lloramos.
Nada
más hacemos.
Nos
lamentamos
Ante
la injusticia del mundo
Cerramos
la puerta, la ventana.
Y
apagamos la luz.
*Este
poema también podría titularse “Es que a veces somos bien tontos”.
Bogotá, marzo 26 de 2017
Bogotá, marzo 26 de 2017